domingo, 13 de noviembre de 2011

Funda para el Netbook

     Mi Chico se ha comprado un Netbook, pequeñito, manejable sin peso y sin funda. Buscando algo adecuado a su tamaño encontramos una bolsa para transportar un reproductor de DVD's portátil, que viene muy bien para viajes, porque cabe el cargador y todos los cables. Pero para el día a día es un poco aparatosa. Mi chico buscaba algo más manejable, para convertir el aparato en un libro de verdad que llevas bajo el brazo. Así que decidí hacerle yo la funda.

   
     Para ello compré en la tienda multiprecio de la esquina una faja de neopreno (quemagrasas?) por dos euros y medio. Abrí un pantalón vaquero que se le había quedado pequeño a mi León por las costuras interiores.Y necesité una tira de fiselina termoadhesiva, un poco de velcro, hilo y la máquina de coser.

   
     Corté el neopreno a la medida y ajusté el vaquero, recortando dos bolsillitos, ideales para meter un USB; y tiras largas al bies, para hacer el borde. Sobrehilé los bolsillos los primeros y los cosí en su sitio. Pegué con fiselina (confiando en que aguantara un poco la flexibilidad del neopreno) los bordes del vaquero encarado con el lado del neopreno sin forrar. Cosí el borde superior, una tira de velcro y a continuación todo alrededor uniendo las dos piezas a la vez que ponía el bies.






      He cosido a máquina muchos materiales difíciles, punto, vaquero, piel, plástico, seda... Cómo el neopreno nada, he roto tres agujas y las costuras parecen la carretera de mi pueblo, incapaz de hacerlas rectas.





     Éste es el resultado y tengo que decir que a Mi Chico le es cómodo que es lo que importaba.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Presentes de verano


A principios de verano hice, con los cristales que había recogido en mis paseos por la playa en primavera, pulseras y colgantes para mis amigas. Era una manera de recibir con alegría el verano y despedirnos hasta septiembre. Fueron todo un éxito, muchas de mis amigas todavía llevan las 'joyas', algunas no se las han quitado en todo el verano.

Los materiales que utilice fueron: cristales de mar (sea glass), mi dremel, cordón de algodón encerado, aceite de lavanda y un paño de algodón, cartulinas para construir las cajas y goma plateada para cerrar las cajitas.

Lo primero que hice fue agujeros en las piezas de cristal, que es lo que más cuesta. Pongo el cristal sobre una esponja empapada en agua, y a baja velocidad empiezo a taladrarla, cuando le he hecho una muesca puedo subir un poco la velocidad, pero siempre manteniendo verticalmente la taladradora y yendo despacio.

Luego lo lavo y lo pulo con aceite de lavanda para que brille.

Luego para los colgantes les paso un trozo de hilo de algodón encerado y hago dos nudos corredizos para poder ajustar al gusto la altura a la que quedan.

Para las pulseras he utilizado el nudo en espiral de macramé.

Finalmente escribía el siguiente texto en una cartulina, a mano con un rotulador plateado, y plegaba la cartulina de forma que quedaba una cajita que cerraba con un lazo de la goma plateada. No tengo ninguna foto de las cajitas, pero como seguro que las repetiré para otra ocasión ya os las mostraré.



VIDRIOS DEL MAR
     Han sido recogidos en las playas de Valencia y alrededores. Fueron botellas, ventanas, recipientes de cristal… forjados con fuego. Ahora se han convertido en pequeños trozos, debido al desgaste que ocasionan las rocas, las mareas y la arena que rompen y pulen cada pieza en el mar. No puede haber dos iguales.
     La Naturaleza es una amante madre que nos devuelve la basura que le arrojamos quince o veinte años después, en forma de guijarros parecidos a suaves caramelos translúcidos.
     Yo los perforo y añado algodón de la tierra, encerado con el trabajo de las abejas, seres del aire; y pongo intención en cada nudo.
     Ya tenemos los cinco elementos, espero que su fuerza te acompañe.
¡Feliz Verano!
Mat

domingo, 18 de septiembre de 2011

Pasadores para el pelo

Tanto mi madre como mi hermana usan medias melenas y las sujetan con ganchos. He decidido hacerles unos pasadores originales. Estos son los materiales:
Hacen falta pasadores para el pelo, cuentas de madera y retales de piel. Utilizaremos aguja e hilo de tergal, y una pistola de pegamento.
Hacemos unas flores con los retales de piel y las pegamos con gracia sobre un pasador. Con las bolas de madera hacemos otro tanto y estos son los resultados:


Tiempo de realización: 3 horas
Banda sonora: La bailarina de Izu de Yasunari Kawabata en formato mp3.

miércoles, 3 de agosto de 2011

El Klimtbolso

                Me gustan mucho todos los cuadros del austriaco Gustav Klimt. Creo que me recuerdan, en general, a una niña que descubrió que podía hacer dibujos dentro de dibujos en lugar de colorear los primeros que era un rollo. De todas sus obras prefiero con diferencia ‘El beso’. Me inspira ternura, posesión, amor, belleza… Todo lo maravilloso en una pareja de enamorados comprimido en una décima de segundo, atrapado en ese maravilloso instante en el que él le coge posesivamente, protectoramente, la cabeza a ella y se acerca para besarla; y ella le corresponde cogiéndole la mano y abrazándole por la nuca, con los ojos cerrados esperando ese cariñoso beso. Pienso que Klimt captó el momento a la perfección.
                Llevaba tiempo queriendo homenajear, a mi manera, al maestro pero no se me ocurría cómo. Hasta que una noche mirando sus obras aquí y dándole vueltas a que necesitaba un bolso grande, uní mis dos problemas. Y decidí hacerme un bolso lo suficientemente grande para que me cupiera una carpeta tamaño folio y decorarlo con mi cuadro favorito.

                Tengo un montón de telas y recortes de la ropa que he hecho. Lo que tengo es un problema, nunca tiro nada pero a veces viene bien. Con unos retales de raso, de piel de conejo negra y de terciopelo; un trozo de pana negra; un poco de guata (que le quité a un viejo batín); cintas de satén y unos cuantos botones, he hecho una reproducción de un fragmento de ‘El beso’ de Klimt en patchwork.

                He tardado unas treinta y siete horas en terminarlo. Nunca había calculado lo que tardo en hacer algo, pero una amiga que tiene un comercio, me dijo que si le hacía una docena ella los vendería a buen precio, yo me reí ¿Qué precio sería ese? La materia prima no es cara, pero yo había trabajado mucho aunque no pensé que fuera tanto. Me sorprendió la cantidad de tiempo porque disfruté cada minuto de esas horas que a mí me parecieron un soplo.

                Como curiosidad, a mi Leoncito, cuando ya estaba casi terminado el bolso, le dio por decir que el hombre tenía cara de llamarse Mauro. Y con ese nombre se ha quedado. A ella no la hemos apodado todavía.